Francia instalará teléfonos fijos en las celdas de sus cárceles


EL DERECHO PENITENCIARIO - Silvia Ayuso (El País)
2 ENERO 2018

La cárcel de Montmédy ha probado con éxito la instalación de teléfonos en las celdas.
Un teléfono fijo en cada celda de todas las cárceles de Francia, para que los presos puedan llamar a sus familiares. Ese es el objetivo que se ha propuesto la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, para los próximos años y que acaba de dar un paso clave con el lanzamiento de una licitación para la instalación progresiva de más de 50.000 aparatos en los 178 recintos penitenciarios del país. Un proyecto con el que el Gobierno francés persigue varias metas: de un lado, facilitar la reinserción de los presos mediante la mejora del contacto con sus familiares. Y, por otro, intentar reducir también el intenso y peligroso tráfico ilegal de teléfonos móviles.

Las pruebas realizadas desde 2016 en la cárcel de Montmédy, en el norte de Francia, han sido alentadoras. Allí, los alrededor de 300 presos pudieron durante este tiempo llamar desde los teléfonos instalados en sus celdas a cualquier hora del día o de la noche a sus familias, lo que facilita los contactos ya que el acceso a las cabinas telefónicas regulares de las prisiones tiene un horario restringido que a veces es incompatible con los tiempos de trabajo o escuela de los familiares. El precio de las llamadas desde estos teléfonos es también mucho menor que la tarifa de las cabinas, destaca Le Monde, el primer medio en adelantar la noticia.

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    El artículo 39 de la ley penitenciaria de 2009 precisa que los presos “tienen derecho a telefonear a los miembros de su familia”, y que también pueden ser autorizadas a llamar a otras personas “para preparar su reinserción”. En cualquier caso, subraya el texto legal, se requiere de una autorización judicial para poder efectuar esas llamadas.

    Conforme a esta norma, el proyecto que ahora quiere ampliar la ministra de Justicia también precisa que las conversaciones telefónicas que podrán mantener los presos desde sus celdas estarán muy controladas. En principio, podrán efectuar llamadas a cuatro números de teléfono cuyos titulares estén debidamente identificados y autorizados por una instancia judicial. La emisora France Info asegura que las autoridades penitenciarias consideran un “éxito” el experimento en Montmédy porque las llamadas a familiares se han multiplicado por cuatro y además han sido más largas. Lo que significa, añade la radio, que los detenidos están más en contacto con sus familias, lo que a su vez rebaja las tensiones y favorece una mejor reinserción en la sociedad a su salida. "Contribuye a la socialización de los presos", aseguró la propia Belloubet en entrevista con la cadena BFM TV.

    El otro gran objetivo de esta medida es reducir —nadie habla ya de eliminar del todo, algo considerado misión imposible— el tráfico de teléfonos móviles, una frecuente fuente de conflicto en las cárceles del país. En 2016, las autoridades penitenciarias se incautaron de 33.000 teléfonos y accesorios (tarjetas SIM, cargadores, etc.) en las cárceles del país. En el primer semestre de 2017, la cifra de aparatos incautados ascendía ya a 19.000, según Libération. Francia tiene una población carcelaria de unos 70.000 internos. De acuerdo con la ministra, en Montmédy, desde que se instalaron los teléfonos en las celdas, el tráfico de móviles, aunque no ha desaparecido, sí ha descendido fuertemente: un 31% en el primer semestre de 2017 en relación con los primeros seis meses de 2016.

    Cuando la ministra Belloubet adelantó sus planes de instalar teléfonos en las cárceles, a finales de agosto pasado, también evocó la posibilidad de permitir el uso entre rejas de algunos teléfonos móviles con funciones limitadas. Sin embargo, dio marcha atrás tras las fuertes críticas que provocó su propuesta entre funcionarios penitenciarios y políticos como el exdiputado Georges Fenech, que lo consideró la “garantía de un lazo con el Estado Islámico”. Además de posibles conexiones con elementos criminales, los teléfonos móviles pueden servir para grabar imágenes de las cárceles que podrían ayudar a preparar una fuga o incluso a funcionarios para amenazarlos.

    Los teléfonos fijos empezarán a instalarse una vez se haya elegido la empresa que los deberá gestionar. Belloubet consideró que harán falta "una treintena" de meses para completar su instalación, aunque hasta finales de año las primeras cárceles podrían contar ya con aparatos en las celdas.


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